domingo, 12 de diciembre de 2010

A mí la angustia me invade. Se instala, se atrinchera y no quiere salir. Se siente cómoda cuando siento pánico.
Todos se saludan, se abrazan como si fuera el último día de vida, se desean las mejores noches, se presumen los regalos más caros y los fuegos artificiales más llamativos.
Todos hablan fuerte para que se los escuche. Mienten felicidad o buenas vibras.
Todos mueren por figurar. Yo sólo quiero desaparecer.